La narrativa de la paz: cómo contar bien la historia
En Colombia empiezan a soplar nuevos vientos. Se avecina la firma del Acuerdo de Paz entre el gobierno y las FARC en la Habana y las implicaciones que este acontecimiento tendrá para la vida del país serán por supuesto de una magnitud enorme.
Mucho se ha hablado sobre el papel de la comunicación en la construcción de la paz para Colombia, en el escenario del postconflicto. Es indispensable que los colombianos en todas las regiones conozcan los acuerdos y su responsabilidad en la implementación de los mismos. Tener una estrategia de comunicación sólida contribuirá a que haya mayor confianza hacia el proceso y los ciudadanos se apoderen de la construcción de una paz sostenible.
Igualmente importante va a ser comunicar efectivamente la etapa del postconflicto a la comunidad internacional.
Pero hay que prepararse para saber contar bien la historia, para informar, para persuadir, para enganchar a las distintas audiencias.
El reto comunicacional es grande: ¿cómo mantener a los colombianos interesados en el tema de la paz?, ¿cómo lograr que se apropien del reto que representa para Colombia el postconflicto?; y asimismo, ¿cómo también lograr mantener el interés de la comunidad internacional una vez que se firme la paz en La Habana?, y ¿cómo conseguir aliados internacionales para la reorientación de esas prioridades de desarrollo que le permitirán a Colombia avanzar?
Más allá de hacer una pedagogía del postconflicto, se debería desarrollar una nueva narrativa de paz: más global, más incluyente, y con una visión más de futuro. Una estrategia de comunicación debería verse como una herramienta clave en la construcción de una sociedad en paz y en la búsqueda de apoyos internacionales para lograr los objetivos de los acuerdos. Cuando hablamos de comunicación no nos referimos solamente a contar la historia, a informar a los diferentes actores de lo que viene después de la firma del acuerdo. Esto será importante pero no suficiente. Nos referimos a involucrar de una manera efectiva a todos los actores, de escucharlos e incorporar sus ideas comprometiéndolos con el cambio y con la construcción de un nuevo país.
La firma de un acuerdo de paz no será el fin de los problemas para Colombia. Siguen muchos retos que nadie desconoce, pero que se podrán manejar. El país lleva varios años transformándose y los indicadores de desarrollo en los últimos 15 años han mejorado significativamente en su mayoría, así como los índices de seguridad. Es un hecho que la firma de la paz se dará en un contexto favorable en el que la implementación de los acuerdos encontrará un terreno más fértil que hace unos años, a pesar de los retos que aún quedan por superar.
Pero lo que viene es también una oportunidad de oro para que Colombia reoriente sus políticas de desarrollo y construya un nuevo tejido social desde las regiones.
Muchas compañías multinacionales que invierten en Colombia y que ya cuentan con políticas de sostenibilidad sólidas, deberían ver la etapa del postconflicto como una oportunidad para contribuir a que Colombia avance en un desarrollo sostenible.
Con la firma de un acuerdo de paz, Colombia tiene la oportunidad de reconstruir la imagen del país hacia afuera. El fin del conflicto armado con la guerrilla más antigua de Colombia será visto como un caso de éxito para toda la comunidad internacional. El país dejará de ser víctima del conflicto para convertirse en un referente de paz. Pero hay que contar con una estrategia de comunicaciones sólida para contar bien la historia.